lunes, 30 de septiembre de 2013

Curioso experimento en Rusia

Difunden foto de científico ruso que captó el instante de la muerte. Cada quien saque sus conclusiones

Konstantin Korotkov
sáb 28 sep 2013 
Difunden foto de científico ruso que captó el instante de la muerte. Cada quien saque sus conclusiones
En las redes sociales de internet circula la foto adjunta y el siguiente texto. Lo publicamos íntegro para que cada persona, en un tema tan complejo, saque sus propias conclusiones. Aquí está: El momento de la muerte física (la transicion a otro plano)

El momento del desdoblamiento astral en el que el espíritu deja el cuerpo ha sido capturado por un científico ruso, quien fotografió con una cámara bioelectrográfica a una persona en el instante de su muerte. O al meno esto es lo que sostiene el investigador Konstantin Korotkov.
La imagen tomada a través del método de visualización de descarga de gas (Gas Discharge Visualization), una técnica avanzada de fotografía de Kirlian, muestra en azul la fuerza vital de la persona gradualmente dejando el cuerpo.
Según Korotkov, el ombligo y la cabeza son las partes que primero pierden su fuerza vital (lo que sería el alma) y la entrepierna y el corazón las últimas zonas donde permanece el espíritu antes de navegar por la fantasmagoria del infinito.
En función a otros casos Korotkov ha notado que “el alma” de las personas que mueren de una forma violenta e inesperada suele manifestar un estado de confusión en su configuración energética y regresar al cuerpo en los días subsiguientes a la muerte. Esto podría ser debido a un remanente de energía no utilizada.
La técnica desarrollada por Korotkov, quien es director del Instituto de Investigación de Cultura Física de San Petersburgo, es avalada como una tecnología médica por el Ministerio de Salud de Rusia y es utilizada por más de 300 médicos en el mundo para monitorera el estrés y el progreso de pacientes tratados para ciertas enfermedades como el cáncer. Korotkov dice que su técnica de visualización energética podría servir para observar todo tipo de imbalances biofísicos y realizar un diagnóstico en tiempo real y también para mostrar si una persona en realidad tiene poderes psíquicos o es un fraude.
Esta técnica, que mide en tiempo real y de forma amplificada la radiación estimulada por el campo electromagnético, es una versión más avanzada de la tecnología ideada por Semyon Kirlian para medir el aura.
Las observaciones de Korotkov confirmarían, según lo propuesto por Kirilian, que “la luminosidad estimulada electro-fotónica alrededor de las puntas de los dedos del ser humano contiene información coherente y comprensiva del estado de una persona, tanto físico como psicológico”.
En esta entrevista en video Korotkov habla del efecto en el campo bioenergético que tienen los alimentos, el agua y hasta los productos cosméticos. Y hace hincapie en beber agua de mananatiales y comida orgánica, particularmente notando que el aura de las personas en Estados Unidos resiente los efectos negativos de tecnologización de los nutrientes tan distribuída en esa sociedad.
Korotkov también habla de sus mediciones en lugares supuestamente cargados de energía y de la influencia que tienen las personas en los campos bioenergéticos de otras personas. Comprobando el experimento de Rupert Sheldrake de la sensación de ser observado: puesto que el campo bioenergético de una persona se modifica cuando otra persona le dirige su atención, aunque ésta esté de espaldas y no la perciba conscientemente. Asimismo los campos de un lugar se ven alterados cuando existe una concentración de turistas.
También advierte sobre el uso de celulares y la radiación negativa que estos tienen siendo muchas veces cancerígenos, algo que diversos estudios parecen confirmar.
Korotkov se muestra optimista del recibimiento que este nuevo campo científico, del cual es pionero, está teniendo, especialmente en Rusia, donde en algunas escuelas se les enseña a los niños a reconocer y utilizar la energía, ya no como una sospecha metafísica sino como una realidad cuantificable.

Korotkov.org

Para quienes no entienden la diferencia



Noticias y cuentos sobre la muerte de una niña

Luis Villamor
27/09/2013
 
El uso de las fuentes en el periodismo es un factor clave. Su utilización deficiente, frívola o folletinesca puede convertir una publicación seria en un «fanzine» si se producen intoxicaciones o imprecisiones de grueso calibre. Los rumores, todos sabemos, no son noticia, aunque, es cierto, que muchas veces constituyen su espectacular antesala. En el caso de la niña asesinada en Santiago, todas las alarmas sobre periodismo serio han saltado por los aires.  Asunta Basterra lleva muerta apenas una semana y ya se han escrito océanos de tinta sobre un hecho que ha conmocionado a la sociedad gallega, no solo por tratarse del asesinato de una menor adoptada sino por las circunstancias sociales y el entorno del caso. La mayoría de las cabeceras en Galicia han apostado por darle páginas y páginas al suceso como si la extensión representase necesariamente más información, en una suerte de impropia pero habitual «fiebre amarilla», cuando los datos eran escasos y la especulación volcánica. Los lectores se encuentran sumergidos estos días en un océano de dudas. Tienen pocas certezas y alimentan muchos rumores, algunos emanados directamente de la prensa que consumen, más adicta, a lo que se ve, a trabajar con sugerentes hipótesis que con datos contrastados. «Facts are sacred, opinions are free».
Una mirada al periodismo anglosajón, no a los tabloides y digitales sensacionalistas, nos permitirá comprobar este aserto elemental, que nos ha de llevar necesariamente a colocar los hechos en un lugar del periódico, y las opiniones en otro, y hasta con distinto alarde tipográfico.
A la noticia de la aparición del cadáver de Asunta han seguido una serie de titulares tan atractivos como contradictorios, sin que medie, de un día para otro, explicación alguna al público y mucho menos fe de errores por quien publica y difunde las informaciones falsas. El lector, ante los cambios en cada información, ha tenido que conformarse con que las investigaciones «han dado un giro inesperado». Ese recurso o triquiñuela periodística ha servido para justificar lo desajustado del titular del día anterior. El pasado 25 de septiembre La Voz de Galicia publicaba que la niña era «heredera universal» del patrimonio de sus abuelos, hipótesis ampliamente manejada después, a modo de efecto arrastre, por tertulianos, enviados especiales y demás hordas periodísticas. Cuarenta y ocho horas más tarde este mismo rotativo le contaba a sus lectores que «Asunta no aparece en el testamento de sus abuelos pero recibió bienes en vida». O sea, todo lo contrario.
También se dio por cierto que a los padres de la pequeña se les investigaba por el asesinato de los abuelos. Horas más tarde, ni una palabra del asunto, ni un desmentido, ni una disculpa.
Es norma publicar al menos cuando un par de fuentes avalan la información, y no precipitarla antes, lo que al parecer, con algunas excepciones mediáticas, ha dejado de estar de moda. El público también ha podido leer, en este caso, en El Correo Gallego, que Rosario Porto, la madre de la niña, era igualmente hija adoptada para, horas después, el rotativo compostelano convenir en titulares que en realidad se trató de «un embarazo de riesgo». ¿Qué importancia tenía ese dato? ¿Qué justificación para ese error? No es lícito suscribir que la realidad no te estropee una buena crónica. Los periodistas, máxime cuando se trata de un suceso, debemos presentar en titulares un enfoque de los hechos lo más esencial posible. Aventurar las hipótesis y comentarios convenientes, si lo requiere el caso, pero ya no como noticia, a no ser que simplemente queramos hacer del periodismo un cuento. «Stories», en inglés,se aplica a las noticias, pero también significa cuentos.

Hablando claro

Vivir con la mentira

La mentira se ha instalado entre nosotros como una mofeta de compañía. Al principio, su fetidez nos producía náuseas. Poco a poco nos hemos ido acostumbrando. Además, tiene un bonito pelo, ¿no les parece?
Sin embargo, en las últimas veinticuatro horas se han pronunciado oficialmente dos frases sinceras. Una, cuando el cirujano de Su felizmente operada Majestad dijo, como al desgaire, que "yo no sé cuáles son las actividades de un rey" (cito de memoria). Me quedé noqueada, consciente de que acababa de escuchar la única verdad del día.
Error: faltaba otra. Ocurrió cuando Rajoy en Nueva York levó el ancla de su cerebro para soltar un hilillo: "Eso no nos lo planteamos hacer". Se refería a los cambios de la Consti para otorgarle al heredero más representación, en un probable futuro de quirófanos y convalecencias.
Es obvio que lo del primero era un rasgo aclaratorio propio del sentido común y proveniente, por más señas, de un hombre que no vive en España, no contaminado. Pero lo del presidente fue como el yang de su yin, el reverso exacto de la única frase honesta pronunciada por él con anterioridad: aquel insistente "Vamos a hacer lo que tenemos que hacer" que todavía me hiela la sangre, visto lo visto y lo que queda por ver. Estas dos sentencias suyas le definen. O mejor dicho, con esas palabras queda firmada nuestra sentencia.
Hacer lo que dijo que tenía que hacer para que empiecen a llamarnos el Pueblo Elegido para Ser Sometido (lo de Grecia puede ser más brutal; lo nuestro es más siniestro), y no tener planeado hacer lo que tal vez sería conveniente que hiciera para que no se monte otro carajal cuando el monarca decaiga aún más, y siga negándose a ser un retirado viviente a la benedictina. Ése es su plan taoísta-mariano.
Vivir con la mofeta está convirtiéndose en una cómoda resignación, y nos deja inertes ante las verdades que matan. En nuestra aceptación del mamífero subyace una verdad terrible. Y es que si ha dejado de apestar es porque ya no nos teme.
Quizá deberíamos sacudirle un par de buenos meneos públicos.

Un artículo francamente oportuno

¿Qué está pasando en España y Catalunya?

30 sep 2013
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
Mírese como se mire, creo que es obvio que estamos en un proceso de transición, habiéndose agotado la etapa anterior que se inició en el periodo 1975-1978 (cuando España pasó de ser un sistema dictatorial a otro que se definió como democrático). El enorme dominio que las fuerzas profundamente conservadoras tuvieron sobre el Estado español en aquella primera Transición condicionó aquel proceso (erróneamente definido como modélico). En realidad, el desequilibrio de fuerzas que había durante aquel periodo entre las derechas, herederas del régimen dictatorial, que controlaban todos los aparatos del Estado y la mayoría de los medios de información, por un lado, y las izquierdas, que habían liderado las fuerzas democráticas en la resistencia contra la dictadura y que acababan de salir de la clandestinidad, por el otro, no podía ser mayor. Las primeras tenían pleno control del poder institucional, mientras que las fuerzas democráticas tenían poca (en realidad, ninguna) influencia institucional. Hablar, pues, del resultado de aquella Transición como consecuencia de un proceso consensuado entre iguales es una excesiva frivolidad. Y la democracia que resultó de aquel proceso así lo muestra. La democracia española es de escasísima calidad, poco representativa, en la que democracia se interpreta como el hecho de votar cada cuatro años, en un proceso electoral poco representativo y con leyes electorales sesgadas que discriminan primordialmente a las izquierdas, y muy en particular a las izquierdas con mayor vocación transformadora (habiendo sido esta discriminación diseñada para marginarlas, como han reconocido algunos de sus diseñadores). La participación ciudadana a través de formas de participación directa con carácter vinculante no existe, en la práctica, en España. Y ello como resultado de un diseño que tenía como objetivo potenciar a los partidos políticos, y muy en especial a los dos partidos mayoritarios (y dentro de ellos a las elites que los controlaban, constituyendo y transformando la política en politiqueo entre las elites gobernantes).
Indicadores del dominio conservador del proceso de transición de la dictadura a la democracia incompleta y su consecuente dominio del aparato del Estado son el enorme retraso social de España (España continúa siendo el país con uno de los gastos públicos sociales por habitante más bajos de la UE-15, el grupo de países de la UE con semejante nivel de desarrollo económico al español), y la negación del carácter plurinacional del Estado español. En realidad, la España de las autonomías era el diseño para negar dicha plurinacionalidad, tal como lo han reconocido (en privado) algunas personalidades protagonistas de aquel proceso de transición. Me estoy refiriendo a personalidades de izquierda española que protagonizaron aquella transición, que, viendo ahora el panorama de agitación social y nacional en Catalunya, han reconocido que puede que fuera un error no establecer aquel Estado plurinacional. También han admitido (en privado) que el Ejército y la Monarquía fueron determinantes en no desarrollar ese Estado plurinacional.
La pérdida de legitimidad del Estado español
Hoy en España las instituciones representativas están perdiendo legitimidad y todos los agentes (desde los dos mayores partidos del país hasta la Monarquía) que tuvieron un protagonismo en aquella transición están perdiendo no solo apoyo popular sino también legitimidad en su poder. Contribuyendo a ello está la aplicación de políticas públicas que se están llevando a cabo sin ningún mandato popular, lo cual está deslegitimando las instituciones, ya de por sí enormemente deslegitimadas. Añádase a ello el comportamiento del gobierno Rajoy, buen representante de la derecha española (incluyendo su corrupción), y es fácil de ver por qué hay hoy en España gran agitación social y nacional.
El movimiento 15M ha sido el que mejor ha sintetizado este sentido popular. Sus eslóganes, tales como “no nos representan” o “no hay pan para tanto chorizo”, son ampliamente compartidos por la mayoría de la ciudadanía. Este movimiento y muchos otros muestran un hartazgo con esta España oficial, con este Estado post-franquista con el cual la mayoría de la ciudadanía no se identifica. La evidencia de ello es abrumadora. Encuesta tras encuesta señalan que la mayoría de la población no considera que las instituciones del Estado español les representen. Y existe una demanda extendida de cambios profundos en las instituciones del Estado que encuentran enorme resistencia por parte de tal Estado.
¿Qué pasa en Catalunya?
Este rechazo al Estado español se refleja incluso con mayor ahínco en Catalunya, donde además del rechazo social y político, hay un rechazo nacional muy acentuado y bastante generalizado. Y de ahí surge el movimiento que exige el derecho a decidir, como expresión democrática, negado por el Estado español. En realidad, el derecho a decidir, que no es ni más ni menos que la expresión de participación popular directa en forma de referéndum vinculante, es un derecho que debería existir en toda España, a nivel de todo el Estado, tanto central como a nivel autonómico y a nivel local. El referéndum, como expresión democrática, es extensamente utilizado en países con mayor calidad democrática.
Y si se admite que España es un Estado plurinacional (lo cual no se ha aceptado en la práctica pese al discurso oficial que sostiene lo contrario), tiene que admitirse que cada nación tiene el derecho de decidir su configuración dentro o incluso fuera del Estado español, negociándose con éste las condiciones de separación si este fuera el deseo popular expresado en un referéndum. La respuesta de las fuerzas conservadoras y/o jacobinas, características del nacionalismo españolista (ver mi artículo “El nacionalismo españolista”, Público, 22.07.13), es la de indicar que la Constitución española no lo permite (refiriéndose indirectamente al supuesto Consenso de la Transición, idealizando aquel documento que en realidad fue fruto de un enorme desequilibrio de fuerzas, en un proceso supervisado por las Fuerzas Armadas y por la Monarquía). Si la gran mayoría de la población en una nación dentro de España desea decidir sobre su futuro, negarse a ello es profundamente antidemocrático, llámesele como se le llame.
Confusiones interesadas
Pero ahí hay toda una serie de confusiones que están siendo promovidas a los dos lados del Ebro. Derecho a decidir no es idéntico a pedir la independencia. Debería ser obvio que para que la población vote por la independencia necesita tener el derecho a decidir. La población catalana, que hoy en su gran mayoría apoya este derecho (81%), no apoya, sin embargo, con la misma intensidad o cantidad la independencia (52%). No todo aquel que exige el derecho a decidir quiere la independencia. Otro elemento de confusión es el de la soberanía. Catalunya podría ser soberana y decidir ser soberana dentro de un colectivo que ella decidiera. Para ser independiente tienes que ser soberano, pero puedes escoger ser soberano sin desear ser independiente.
Ahora bien, la cerrazón de las mayores fuerzas políticas españolas (y muy en particular el Partido Popular, PP, y el Partido Socialista, PSOE) contra el desarrollo de este derecho en Catalunya, intrínseco al concepto de ser nación, está llevando más y más gente en Catalunya a desear la rotura de Catalunya con España y conseguir su plena independencia. El crecimiento de esta demanda por la independencia está aumentando de una manera muy notable, a partir de la demanda del derecho a decidir. Es la expresión política de un sentimiento de alienación y rechazo hacia el Estado español (generalizado a lo largo del territorio español, pero especialmente acentuado en Catalunya), y bien expresado en aquel sentimiento de distanciamiento (en el caso de Catalunya) y rotura final con el Estado.
El derecho a decidir, incluyendo el derecho a escoger como alternativa a la independencia, es una llamada a conseguir un objetivo legítimo por la vía democrática. Es de una enorme incoherencia que el Estado español y sus portavoces en el mundo intelectual se opusieran (con razón) a la lucha armada de ETA, aduciendo que la única vía aceptable para conseguir sus objetivos era la democrática, y ahora, cuando es ésta la vía que una nación exige, se le diga que no es posible. ¿No se dan cuenta de esta incoherencia y de sus implicaciones? ¿No se dan cuenta de que, con su argumento, están dando la razón a ETA? Millones de catalanes y españoles no estamos de acuerdo en que no sea posible en España alcanzar por la vía democrática, sin violencia, lo que la ciudadanía de una nación en España pueda desear, incluyendo la independencia, si ello es su preferencia. Estamos totalmente en contra de la violencia y a favor de los cambios democráticos, con la activa participación de la ciudadanía en la gobernanza del país.
La segunda Transición en Catalunya
De ahí la enorme urgencia de hacer un cambio profundo en el Estado español para permitir el funcionamiento de la democracia, que refleje una segunda Transición, de una España con una democracia incompleta a una democracia más real y completa. Y el hecho de que esta demanda esté ocurriendo ahora y no antes es consecuencia, en parte, de la aparición de nuevas generaciones educadas ya en valores democráticos y laicos, que no tienen en su memoria colectiva el temor al terror que existió a lo largo de cuarenta años en España durante la dictadura. No tienen el miedo que sus padres y abuelos (que perdieron la guerra) tenían, resultado de la enorme represión. Este sano “perder el temor y docilidad” frente a la autoridad del Estado, exigiendo, con razón, que el Estado esté al servicio de la ciudadanía, sin estar instrumentalizado por poderes fácticos financieros y económicos (como está ocurriendo hoy), es una demanda profundamente democrática, tanto en España como en Catalunya. La demanda democrática exigiendo “libertad” (que caracterizó la lucha contra la dictadura) se complementa ahora con una demanda de exigir el poder de decisión con formas de democracia directa, tales como referéndums vinculantes.
La exigencia democrática por una nueva Catalunya
En Catalunya hoy se exige, por mera coherencia democrática, la libertad, no sólo de expresión, sino también de decisión. Y la expresión de este poder implica una nueva Catalunya. Para las fuerzas progresistas, ello implicará un enfrentamiento con la estructura de poder actual en Catalunya. Y es esta segunda Transición en Catalunya la que poca atención ha recibido y la que debería determinar el mérito o demérito de la propuesta independentista para aquellos que apoyan la secesión. Tal planteamiento no es problemático para aquellas fuerzas independentistas que indican que lo más importante en este momento es conseguir la independencia y “luego ya decidiremos los catalanes qué Catalunya deseamos”. Este planteamiento es profundamente erróneo, puesto que tenemos un claro ejemplo (la Transición en España de la dictadura a la democracia) de que el que domine la Transición dominará las instituciones de la futura democracia. Y es probable que la Segunda Transición institucional en Catalunya la dominaran ahora los partidos conservadores y liberales, que ya controlan sin ninguna sensibilidad democrática la mayoría de medios públicos (TV3 y Catalunya Ràdio) y privados. No es descabellado, pues, que esta futura Catalunya pudiera, como ejemplo, tener como Ministro de Economía y Hacienda a un economista ultraliberal independentista (promoviendo constantemente en los medios públicos de la Generalitat) que está a favor de la privatización de la Seguridad Social (como hizo el General Pinochet en Chile). Esta realidad no puede considerarse improbable. Todo lo contrario.
De ahí que haya surgido otra alternativa de cambio que pone lo social (es decir, el bienestar social de las clases populares) como punto de partida para desarrollar una estrategia que configure la nueva Catalunya. Es decir, que lo social –el bienestar y calidad de vida de las clases populares, y por lo tanto de la mayoría de la población- sea la guía para encauzar esta segunda Transición en Catalunya. Las encuestas muestran que un número creciente de ciudadanos en Catalunya cree que aumentar el bienestar para las clases populares de Catalunya es de difícil realización dentro del Estado español, controlado en todas sus ramas por las fuerzas conservadoras del nacionalismo españolista.
Es ahí donde surge el gran aumento de sensibilidades independentistas que, más que independentismo, lo que está surgiendo es un deseo de dejar de ser parte de un Estado que además de no ser sensible a reconocer a Catalunya como nación, dificulta el pleno desarrollo social de tal colectivo. Conozco muchísimas personas que nunca se considerarían independentistas (y todavía no se consideran como tales, sintiéndose también españolas) que hoy quieren que Catalunya se separe de este Estado, sin que ello implique, por cierto, ninguna animosidad a las clases populares de las otras naciones que constituyen España. El adversario es el Estado español (resultado de una Transición inmodélica), no la ciudadanía española, al menos no aquellos que respetan la plurinacionalidad de España.
El reconocimiento de esta realidad y el creciente apoyo al derecho de decidir (que las izquierdas catalanas y españolas siempre reconocieron históricamente) y el deseo de que Catalunya consiga ser soberana, también abre una serie de interrogantes sobre el futuro, pues este futuro dependería de quién lidere y hegemonice la Transición de la Catalunya actual a una Catalunya justa y democrática. De ahí la aparición en el panorama político catalán de un movimiento que está adquiriendo gran envergadura, que es el movimiento Procés Constituent, que pone el tema social como central en sus reivindicaciones nacionales. No es un partido político sino un movimiento político-social que desea una transformación profunda de Catalunya. Considero acertada su estrategia, pues sería un error crear otro partido, pues además de perder su capacidad de movilización transversal, sus peticiones se verían en plan partidista. Es más, en Catalunya (y en España) existen suficientes partidos políticos progresistas que, aun cuando necesitan cambios profundos, pueden vehicular las demandas ciudadanas.
Es este tipo de movimientos, que también es muy necesario que aparezca en otras partes de España para cambiar y revolucionar el país (sin violencia, pues su uso es reaccionario en España), y que exige un cambio en la Catalunya (y en la España) existentes y sus estructuras de poder actual. Es ahí donde aparece inmediatamente el conflicto social. El gobierno de la Generalitat de Catalunya, el partido gobernante, denunció al Procés Constituent por rodear La Caixa, en la cadena humana, porque dividía a los catalanes. Pero los catalanes ya están divididos, entre otras razones, por la visión que tienen de la Catalunya futura. Ahí está el punto clave del que no se habla ni en Catalunya ni en España.
Una última observación. Esta transformación en Catalunya sería difícil de realizar sin un cambio muy notable en España, con mayor protagonismo en la vida política y mediática española de aquellas fuerzas políticas y movimientos sociales que han reconocido la plurinacionalidad del Estado español y el derecho a la autodeterminación (qué ahora se llama el derecho a decidir) de Catalunya. Y aún cuando se silencia y/o oculta en los medios de mayor difusión, tanto en Catalunya como en España, la existencia y crecimiento de tales fuerzas políticas (como IU) y sociales (como los mayores sindicatos del país) que apoyan el derecho de decidir en Catalunya es de un enorme valor democrático a los dos lados del Ebro.
Por otra parte, creer que el Partido Popular va a ser sensible a que la población en Catalunya pueda ejercer tal derecho es no entender qué es el Partido Popular, el instrumento político de las derechas herederas del franquismo que han mostrado miles de veces su cultura antidemocrática y profunda animosidad a la expresión de la identidad catalana. De ahí la gran importancia de que el rechazo al Estado español que existe ya (y que se expresa en las movilizaciones populares) en España sea reconocido en Catalunya y que sea respaldado y apoyado desde Catalunya por las mismas fuerzas que están, no contra España, sino contra las enormes limitaciones del Estado español. La futura hermandad entre los distintos pueblos y naciones de España es prácticamente imposible bajo este Estado heredero del régimen anterior, imbuido del nacionalismo españolista. Esta es la realidad hoy en España y en Catalunya.

jueves, 28 de marzo de 2013

Otra visión sobre el mismo asunto

 infolibre Periodismo libre e independiente

¿Seguridad bancaria? Solo en Alemania

Javier Valenzuela
En los anales de la Unión Europea, la gestión de la crisis de Chipre quedará como aquel momento en que millones de personas vieron confirmado su peor temor: la tripulación de un avión que se está quedando sin combustible en plena zona de turbulencias no tiene ni idea de lo que está haciendo. O para ser más precisos, tan solo tiene una idea primaria, a saber, manda el más fuerte, Alemania.
La alarma ya era generalizada ante el empecinamiento de la UE en tratar el tumor primario de la economía continental –la recesión y el paro- con una receta –la austeridad presupuestaria- que sólo sirve para agravarlo. Imaginen a un enfermo al que, al borde de la muerte y ya en el quirófano, el doctor le diagnostica un problema de sobrepreso y le decreta una reducción drástica de todo tipo de alimentación. Así, sentencia el galeno, lograremos que adelgace y, además, reduciremos los gastos del hospital.
El doctor alemán actúa en base a una ideología –el fundamentalismo del equilibrio presupuestario-- que se aparea con un interés --la germanización de Europa--. El doctor alemán tiene una mentalidad de contable --las gallinas que salen por las que entran y viceversa-- al servicio de los bancos de su país.
En su primer medio siglo de existencia, la Unión Europea fue construyéndose en base a una filosofía que pretendía evitar la repetición de los horrores de las dos guerras mundiales: la de la europeización de Alemania. Pero, caído el imperio soviético y reunificada Alemania, buena parte de las élites germanas empezaron a pensar en que lo suyo sería germanizar Europa. Sobre todo, se dijeron, si era Alemania la que, con su marco, había puesto los cimientos de la moneda única, el euro.
No es casualidad, sino fruto de una lógica histórica, el que sea un gobierno conservador alemán dirigido por una política de visión estrecha el que esté imponiendo esta germanización de la Europa continental.
El autoritario liderazgo de la UE de Frau Merkel y los suyos se está traduciendo en la ruptura unilateral de todos los contratos que han regido nuestra existencia en las últimas décadas: el contrato solidario entre los países del norte y el sur de Europa y los contratos sociales y económicos en el seno de todos y cada uno de los países del sur.
Hay que poner en su sitio a los meridionales, se han dicho en Berlín, y esto les obliga a una devaluación acelerada. De ahí que, unilateralmente, se nos rebajen los salarios, se nos alarguen las jornadas laborales, se nos reduzcan las indemnizaciones por despido, los subsidios de desempleo y las pensiones de jubilación, se nos recorten derechos elementales a la educación y la sanidad públicas. Nuestro lugar va a el de Turquía.
La crisis chipriota lo ha confirmado. Durante una semana larga, la UE ha sembrado la inseguridad y hasta el pánico no solo en Chipre, sino en otros países débiles de la zona euro y, en general, en la economía continental y en el modo cómo ésta es vista desde el resto del mundo.
Fue el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el que, según ha revelado la prensa de su país, impuso desde el primer día la fórmula de realizar una quita a los depósitos bancarios chipriotas para pagar lo sustancial del rescate a la isla. Lo inaceptable para los depositantes en bancos alemanes u holandeses (ya no digamos suizos) era imprescindible para los depositantes en bancos chipriotas.
Se añadía así otra nueva ruptura unilateral de contrato. Y se enviaba otro mensaje aterrador: si eres chipriota, griego, italiano, portugués o español (o si tienes cuentas en bancos chipriotas, griegos, italianos, portugueses o españoles), no des por hecho que tu dinero –aunque sea fruto de tus ahorros o resultado de una indemnización por despido o por accidente- es intocable. No, la Troika puede meterle mano si lo considera oportuno.
Así que si quieres seguridad, si no deseas algún día verte atrapado en un corralito, guarda la pasta en el colchón, o, mejor aún, ábrete cuentas en los bancos de la Europa germánica (o el Caribe).

La verdad es que hace tiempo sospechábamos ésto


elEconomista.es

"La realidad de la crisis es que los pobres de Atenas pagan a los ricos de Alemania"

  • "Tozudo y egoísta: Europa hace lo correcto dudando del liderazgo alemán"
  • Alemania está "poniendo los grilletes de la deuda" a otros países europeos
  • Der Spiegel concluye recordando que la paz en Europa no está garantizada
merkel

El semanario alemán Der Spiegel, de izquierdas, ha publicado un duro editorial en contra de la política que está llevando a cabo el gobierno de Angela Merkel en Europa, y asegura que los alemanes no solo no están pagando por la crisis de deuda, sino que se están beneficiando de ella. Schaeuble sostiene que las críticas de otros países a Alemania son producto de la envidia.
El titular lo dice todo: Tozudo y egoísta: Europa hace lo correcto dudando del liderazgo alemán en el euro, y el semanario asegura que "el drama sobre Chipre ha dejado claro que la crisis de la Eurozona se está transformando en una lucha sobre la hegemonía alemana en Europa".
En la superficie, Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, parece que trabajan para estabilizar la economía. "En realidad, están poniendo a otras naciones los grilletes de la deuda", asegura.
El último ejemplo ha sido Chipre, donde de nuevo Alemania ha perseguido los objetivos equivocados, mostrando su incapacidad para ejercer su poder correctamente. La idea de imponer pérdidas a los pequeños ahorradores era la de mantener los "principio de crimen y castigo", y aunque al final se corrigiera, mostró que la palabra de Merkel no vale nada. "Chipre ha mostrado una vez más que Europa no puede confiar en los alemanes".
La última semana muestra la imagen que está proyectando Europa: "banqueros irresponsables jugando con dinero de defraudadores de dinero y políticos ayudando a ambos grupos para salvarse a sí mismos a costa de la gente corriente, que no tiene ni los recursos ni la influencia para conseguir algo de seguridad. Y todo ello bajo dominio alemán".
El tono duro del editorial continúa. "Como dos veces antes en nuestra historia reciente, los alemanes están teniendo cada vez en conflictos mayores con sus vecinos sin pensar en el coste. Es un camino que puede llevar fácilmente al miedo a la hegemonía política alemana. De hecho, la idea de integración europea de Merkel es simplemente que Europa debe plegarse la voluntad política de Alemania".
La verdad sobre la política alemana ha sido revelada, tozudez que ellos ven como ser fieles a unos principios, "pero que en realidad no es más que santurronería". Además, Merkel ha roto los principios de Alemania Occidental sobre Europa e incluso los de de su partido: en lugar de garantizar más poder para Bruselas, ha decidido que los estados nación vuelvan a mandar más.
El conflicto que está surgiendo entre Alemania y el resto de Europa no está basado en la economía, sino en la política del poder. "Los alemanes están poniendo a los europeos los grilletes de la deuda", asegura antes de parafrasear a David Graeber, activista de Occupy Wall Street.
Graeber dice que "si la Historia muestra algo es que no hay mejor manera de justificar las relaciones basadas en la violencia, de hacerlas que parezcan morales, que redefenirlas en el lenguaje de la deuda, sobre todo porque inmediatamente hace que parezca que la víctima es quien está haciendo algo malo".
"Como en el pasado, los perdedores están siendo ridiculizados. Aquel que tenga deudas es culpable de su propio crimen", continúa el semanario, que explica que esa línea de pensamiento permite que haya acusaciones a otros y autocompasión. Y pone de ejemplo a aquellos alemanes que se quejan de poner las garantías para el rescate y encima ser odiados, repudiados y caricaturizados. Una idea que ha pasado de los medios a las conversaciones en los bares.manes se benefician de la crisis
El problema es que "todo eso es mentira. Los alemanes no solo no han pagado la crisis, sino que se han aprovechado de ella. Solo en intereses se han ahorrado 10.000 millones de euros el año pasado, algo de lo que se han beneficiado desde el inicio de la crisis. Además, están los intereses que pagan las naciones acreedoras. La realidad de la crisis del euro es esta: los pobres de Atenas están pagando a los ricos en Alemania".
Der Spiegel concluye recordando que estos experimentos han fracasado en el pasado, y que fallarán en el futuro, ya que los europeos no lo permitirán. Mientras los alemanes siguen aplaudiendo a su conciller, deberían marcar las palabras de Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo.
"Aquel que crea que el eterno asunto de la guerra y la paz en Europa ha sido enterrado de manera permanente estaría cometiendo un error monumental. Los demonios no han sido desterrados, simplemente están durmiendo", termina a modo de advertencia la revista.

Mensaje del Dalai Lama al Rey


La corrupción política no es un mal nacional, sino europeo

 Zona Crítica

UE: no es una grieta, es un derrumbe

La UE ha demostrado con Chipre que nadie puede llamarse a engaño: los fiascos de sus bancos -los fiascos del capitalismo para ser más precisos-, se pagan entrando a saco en las cuentas corrientes de los ciudadanos. Tras los habituales globos sonda y desmentidos, Bruselas confirma que estudia aplicar a otros países esa “contribución de los ahorradores”. Incluso existe un apoyo global a la medida del Ministerio de Economía español. Es decir, al cobro en especie, como nos venían practicando, se añade ahora el saqueo directo. La UE incurre en dos graves contradicciones para su ideario: no respetar ni la propiedad privada, ni la libre circulación de capitales. E induce a guardar los dineros en lugar seguro: ¿los bancos alemanes?  
 Europa fue –y aún es- una idea esplendorosa que ha caído abatida por los errores –intencionados, la mayoría-. Partimos de su pecado original: constituirse en una unión económica que nunca ha logrado trasladarse a lo social. Añadamos el fuerte nacionalismo de sus componentes. Y, como guinda, el predominio de la potente Alemania que, en particular desde el inicio de la crisis, pincha y corta a su antojo. Con la aquiescencia general, desde luego.
 Fue Alemania, su canciller Angela Merkel, la que introdujo en nuestras vidas la “austeridad” dándole carta de naturaleza definitiva en la cumbre del G20 en Paris en 2011. Con ella tapaba bajo siete mantas de amianto la peregrina pretensión de “refundar” el capitalismo que se había alumbrado tras el desplome de Lehman Brothers y todo el sistema financiero internacional en 2008.
 Alemania, sus bancos, han salido intensamente beneficiados de la Unión. Y todavía más, de la “crisis de la deuda” que se nos vino encima, “casualmente”, sin que nadie la esperara. En lugar de establecer eurobonos para afrontarla o alguna regla al menos para evitar el fuerte desequilibrio en la financiación (Alemania paga su endeudamiento a poco más del 1% y España en torno al 5%), siguió utilizando al BCE para surtir de dinero a los bancos privados al 1% de interés. Como dice el economista Juan Torres López: “Si los saldos presupuestarios negativos del sector público desde 1989 se hubieran financiado al 1% por un banco central auténtico, nuestra deuda soberana sería ahora de algo menos del 15% del PIB y no de casi el 90% que vamos a superar en 2013”. La nuestra, la de España. En realidad toda Europa –no solo la del euro- se está hundiendo por las erráticas políticas que se aplican. Las que han desatado la mayor crisis social de la década o de varias décadas, como reflejan los datos de la propia UE. “No hay precedentes de unas diferencias tan grandes entre el sur o la periferia y el norte de la zona euro”, explican en concreto.
 La defensa a ultranza de los bancos alemanes le viene grande, sin embargo, a la hija del pastor prebisteriano germanoriental (en explosiva mezcla) y Europa se le ha ido de las manos. La troupe de mediocres que la ampara no hace sino afianzar el desconcierto. Europa ha perdido peso en el mundo. A borbotones. Europa se desmorona como un edificio en ruinas.
 Lo primero que llama la atención de la odisea que vivimos es la opacidad de la toma de decisiones. ¿Quién ha dado la orden de crucificar tan a las claras a los ciudadanos chipriotas y a todos cuantos les venga en gana? ¿Alemania, el FMI, la Troika en su conjunto, la Comisión, el Consejo Europeo, el ECOFIN? A la mayoría de ellos no los hemos elegido. No a todos por voto directo. Pero lo peor es que desde los tiempos de MERKOZY todo se hace a escondidas, en secretas camarillas, antidemocráticamente.
La UE se ha convertido en un paquidermo al que envían sus sobrantes los partidos nacionales. Buena culpa de ello es de los votantes que “no se fijan” en lo que votan. Los lobbys campan a sus anchas por la sede del Parlamento de Estrasburgo. Sus regalados diputados -que viajan por su voluntad en primera clase y trabajan como máximo tres días y medio a la semana- no dan abasto para atenderles. Más, cuanto mayor es su poderío económico para hacerse oír. ¿Cómo puede funcionar nada limpia y eficazmente así?
La UE maneja un presupuesto anual de más de 140.000 millones de euros. Plagada de organismos diferenciados, 38.000 personas trabajan en la Comisión y  más de 7.600 en el Parlamento. Y hay que sumar todos los cargos y diputados. Evidentemente, ejerce una labor positiva sobre muchos aspectos del funcionamiento de los países, pero son incontables las partidas y estudios que podrían suprimirse por su irrelevancia. Claro que no sabemos el interés de los lobbys en que se traten esos temas.
Acaban de aprobar los presupuestos para el nuevo período que se inicia en 2014, sin haberse celebrado las elecciones que podrían dar otra composición. Y… han vuelto a clavarnos la austeridad hasta final de la década. Mermando por primera vez el cómputo total de gasto que, con seguridad, no será a costa de su inmensa burocracia sino de materias fundamentales que afiancen la ideología hoy dominante. Y ahora dan un paso más, un salto en el vacío, al añadir nuestras carteras en lo susceptible de desvalijar. La autoría última parece definirse pese al oscurantismo: el copyright, oh, milagro, también es de Merkel. ¿Dinero en desbanda a sus bancos? ¿Quién se arriesga a depositarlos en otro lugar? ¿Tiro de gracia a la UE y, lo que es mucho peor, a sus ciudadanos?
La Unión Europea precisa una regeneración radical. De bayetas, estropajos, fumigadores, apuntalamiento de cimientos y vigas maestras. Y eso se consigue sabiendo qué se vota allí como primer paso. Erradicar el problema para convertir la UE en aliado de los intereses ciudadanos. Con otro Parlamento, otra Comisión, otras instituciones, otro estatus para el BCE, sin duda, sería posible mermar el poder del Consejo de jefes de Estado y gobierno. El club de fútiles que se deja manejar por Merkel. Los que han decidido o amparado –en última instancia así es- que los costes de su pésima gestión los pague la sociedad. O eso, o romper la baraja y que cada uno tire por su lado. 
 Sería una lástima consentir que los burócratas neoliberales acaben con Europa. Está a punto de ser, si no es ya, únicamente el Museo del mundo, lleno de ciudadanos depauperados como atrezzo. A España le interesa en particular, a ver si de una vez una Europa de los ciudadanos logra aventar la caspa ancestral que se apega obstinada a nuestras raíces.

Mensajes sin clave


La unión ciudadana más poderosa de lo que se creen

 

Los médicos recaudan 183.000 euros para llevar a los tribunales las privatizaciones de González

La Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM) ha logrado su objetivo. Gracias al apoyo de sanitarios y pacientes ha reunido, en apenas mes y medio, 183.000 euros para llevar ante los tribunales la privatización de hospitales y ambulatorios ideada por Ignacio González. Hace unos días el colectivo remitió un informe a la Defensora del Pueblo para que presentase en su nombre un recurso de inconstitucional contra estas medidas.
Según ha informado la AFEM a través de su perfil de Twitter, desde que el pasado 12 de febrero diesen el pistoletazo de salida a la recaudación de fondos para la “defensa jurídica” de la Sanidad pública han recaudado 183.000 euros. Esta cantidad supera en 1.500 euros el objetivo inicial marcado por la asociación para garantizar los primeros pasos en los tribunales contra las externalizaciones.
Los médicos han calificado de “impresionante” el apoyo recibido, que les ha dejado “sin palabras”. Sólo han podido articular un “gracias” que han dedicado a todos aquellos que han colaborado en su iniciativa y que son quienes harán posible emprender la vía legal.
La portavoz de la AFEM, Fátima Brañas, explicaba hace unos días que habían recibido donaciones “desde los 14 euros” de personas y grupos, y de muchos ciudadanos no sanitarios preocupados e interesados en defender la Sanidad pública, aunque “ninguna espectacular”.
No obstante, y aunque la cantidad recaudada supera el objetivo inicial de la AFEM, Brañas aseguró a este diario que seguirán adelante con la campaña porque no se sabe a ciencia cierta cuánto dinero será necesario si el proceso se alarga. Por tanto, la cantidad que no utilicen para este fin será donada a “una ONG o asociación que se decidirá en la Asamblea de asociados”.
Hace unos días los médicos remitieron a la Defensora del Pueblo un informe elaborado por el bufete de abogados que han contratado para llevar a los tribunales a la Comunidad de Madrid, López Rodó & Cruz Ferrer, en el que defendían la inconstitucionalidad de las medidas de Ignacio González y pedían a Soledad Becerril que presentase un recurso ante el Alto Tribunal en su nombre.
La noticia sobre la recaudación de la AFEM se conoce pocas horas después de que el PSOE haya presentado un recurso de inconstitucionalidad contra las privatizaciones sanitarias en Madrid.

domingo, 17 de marzo de 2013

Una vuelta de tuerca más en el empobrecimiento ciudadano



El PP acorrala a los mayores de 55 años

Joan Coscubiela
Diputado de Iniciativa per Catalunya en el CongresoEl Consejo de Ministros ha aprobado un nuevo decreto ley --ya van 35 en esta legislatura-- que vuelve a endurecer el acceso a la jubilación, esta vez la anticipada y parcial.
Joan CoscubielaSe trata de una reforma injusta e injustificada, que penaliza a los mayores de 55 años, a los que el Gobierno lleva acorralando socialmente desde que inicio la legislatura. Y que dificulta aún más el acceso al empleo de los jóvenes.
Es injustificada, porque viene a reformar una ley, la 27/2011, que aún no había entrado en vigor. Y sin esperar a ver sus efectos, el Gobierno la modifica, sin acuerdo social y sin acuerdo político, con lo que una vez más incumple sus compromisos con el Pacto de Toledo.
España gasta hoy en pensiones cerca del 10% del PIB, casi 3 puntos porcentuales menos que la media de la UE. Alegar unas previsiones para el 2060 es toda una desfachatez. Para la sostenibilidad económica de la Seguridad Social, la evolución demográfica es importante, pero tienen mucha más importancia factores como la creación de empleo (volumen de cotizantes), la calidad del empleo (niveles salariales y de cotizaciones) y la productividad (innovación y formación).
España tiene una de las edades legales de jubilación más elevadas, 65-67 años, una edad real por encima de la media, que es de 63,8. Es el país en el que la edad real de jubilación más ha crecido en los últimos años, y el diferencial entre edad legal y edad real es de los más bajos de la UE. O sea que todo el andamiaje argumental de la reforma del PP se construye sobre una falsedad.
Aunque con una intensidad menor de la inicialmente prevista, el Gobierno endurece el acceso a la jubilación anticipada. Especialmente doloroso cuando se trata de la forzosa, en la que penaliza los coeficientes reductores de los que han cotizado entre 38,5 y 41 años, o sea la mayoría. Se trata de personas mayores despedidas, sin empleo y sin expectativas de tenerlo, a los que el Gobierno ya endureció las condiciones de acceso al subsidio de desempleo y redujo sus cotizaciones. Y ahora las remata endureciendo las condiciones de acceso a la jubilación anticipada forzosa.
Unos pensionistas andan por el paseo de Sant Joan de Barcelona.Es además radicalmente falso que esta modalidad de jubilación tenga costes para el sistema de Seguridad Social y el Gobierno no ha sido capaz de aportar datos, a pesar de haber sido requerido varias veces en la comisión de seguimiento del Pacto de Toledo.
La reforma aprobada convierte la jubilación parcial en una modalidad teórica, de imposible acceso, excepto para el sector de la automoción (importante, pero no el único). Al impedir la jubilación parcial, el Gobierno bloquea la posibilidad de contratación de jóvenes a través del contrato de relevo, en un país con niveles de desempleo juvenil del 50%.
Y para que quede claro que la preocupación del Gobierno por los jóvenes es retórica, se aprueba por primera vez la posibilidad de que los pensionistas puedan continuar cobrando su pensión (el 50%) y trabajando por cuenta propia o ajena, sin cotizar por ello, salvo una cuota de solidaridad del 8%.
Para terminar de demostrar cuales son las prioridades del Gobierno, la reforma acuerda dar marcha atrás a la 'cláusula Telefónica', por la que las empresas grandes con beneficios debían hacerse cargo de los costes de la prestación de desempleo de los trabajadores prejubilados. Se da la circunstancia de que el Gobierno ha estado meses alardeando de una reforma que no ha aplicado --Telefónica aún no ha pagado ni un euro-- y ahora da marcha atrás con una nueva regulación que perdona a buena parte de estas empresas este pago. Y de manera simultánea compensa lo que deja de cobrar de las grandes empresas con lo que dejará de pagar a los parados perceptores de subsidio de desempleo a los que endurece las condiciones de acceso.
Los efectos más evidentes de esta reforma son que acorrala un poco más a los parados mayores de 55 años, dificulta aún más el acceso al empleo de los jóvenes y distribuye de manera absolutamente injusta los ajustes. Toda una declaración de guerra.
http://www.joancoscubiela.cat/

 

viernes, 15 de marzo de 2013

Las viejas glorias del PSOE comienzan a volver la espalda a su líder

Luis Solana
El Análisis de... Luis Solana
Adiós a Rubalcaba (con enorme pesar)
Te he entendido hasta hoy, te he apoyado hasta hoy (como muchos militantes) pero desde hoy te pido por favor que te vayas; que te vayas ordenadamente convocando el proceso electoral que te parezca oportuno, pero que te vayas. No se puede dirigir el PSOE sin ser capaz de defender la ética ni en Ponferrada.
No diré que haya llorado; pero casi. Lo que me hace opinar de forma decidida que Pérez Rubalcaba no sabe gobernar el PSOE en estos momentos, es que no se entera de lo que pasa en un pueblo de León llamado Ponferrada. Lo que pasó a una concejala llamada Nevenka Fernández resulta que no se le ha olvidado a nadie digno de llamarse progresista. Menos a algunos socialistas de Castilla-León con Rubalcaba a la cabeza orgánica. ¿Cómo puede gobernar una España progresista alguien que no sabe lo que pasó en Ponferrada con una mujer política? ¿Cómo podemos confiar en que nos lleve a buen puerto alguien que no sabe dirigir ni a los socialistas de León?
He sido un defensor a ultranza de Pérez Rubalcaba como responsable de un PSOE en transición. Me he equivocado. O, al menos, me he equivocado ahora.
No puede ser que, cuando el debate sobre la corrupción atenaza al PP; no puede ser que cuando hasta la Corona tiene problemas éticos, el PSOE de Ponferrada coloque ante los españoles la incapacidad de Rubalcaba para gobernar éticamente su casa.
He escrito dos veces la palabra “ética”. Me parece clave, me parece fundamental. O algún partido recupera el orgullo de defender la ética política, o apareceran nuevas formas de gestionar lo público (que desconozco).
O se cambia a los dirigentes de los partidos mayoritarios ya mismo o la Democracia española correrá riesgos.
Ya se que el PP no puede cambiar a nadie porque todo su entramado se vendría al suelo en unos días. ¿Pero, el PSOE? El PSOE puede (y tiene) que cambiar ya a su dirección. El esperpento de Ponferrada sólo admite dimisiones y apertura del proceso electoral interno. Ya mismo.
Oye, compañero Alfredo Pérez Rubalcaba, te he entendido hasta hoy, te he apoyado hasta hoy (como muchos militantes) pero desde hoy te pido por favor que te vayas; que te vayas ordenadamente convocando el proceso electoral que te parezca oportuno, pero que te vayas.
No se puede dirigir el PSOE sin ser capaz de defender la ética ni en Ponferrada.
Fin.
Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
http://www.luissolana.com

Una aguda visión sobre la pseudodemocracia en que vive España

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8-yctKJIf2nHFy5YGv_q8zVAdfoq-ZAiGYE_gl3HNFCe__dGWY-WJJVpIp4Yx0B3Y2WXPnlzt86GzzJObzII-SJ_NPT57_gkuXzS25w09GG_mSFfPA6C1CU-pw1yVnKFgWiAmggdUgEo/s1600/LOGO+El+libre+pensador.jpg

Orfandad política y simulacro de democracia

La política española está actualmente huérfana de políticos de talla que entusiasmen con su liderazgo a los ciudadanos. Carece de personajes cuya visión de futuro despierte la adhesión de la gente y genere esa ilusión colectiva por participar en las transformaciones que moldean la convivencia en sociedad. Pocos son los que dudan de la necesidad de la política, pero son renuentes de los políticos. De alguna manera, la situación se asemeja al comportamiento de algunos visitantes de ciertas capitales emblemáticas que no soportan a sus habitantes: “¡Qué bonita Sevilla sin los sevillanos!” suelen exclamar para exteriorizar ese sentimiento que repele el chauvinismo más ramplón.
partidocraciaExisten, empero, motivaciones que explican esa alergia a la política, aparte del rechazo que despiertan los que la ejercen sin altura de miras. Y es que la política ha descendido a niveles próximos al barrizal en que se dirime la lid partidista, más preocupada de sus miserias internas y la conservación de cuotas de poder que del interés general de los españoles. Ahí entroncan los escándalos que sacuden a la opinión pública sobre los innumerables casos de corrupción, corruptelas e irregulares de todo tipo que los partidos con oportunidad de gobierno, a cualquier escala de la Administración, no tardan en acumular. Los instrumentos de participación ciudadana acaban convirtiéndose en organizaciones que se afanan en perseguir el interés particular antes que el bienestar general y no dudan, si fuera necesario, en desacreditar las instituciones sobre las que se asienta la democracia con tal de afianzar posiciones de dominio e influencia sectaria. Se muestran imposibilitadas al menor sacrificio, aunque de ello dependiese el futuro de todos, si les resta poder, capacidad y fortaleza. Por esta razón es inconcebible en España una política que reconozca los méritos del adversario o que esté dispuesta con sinceridad al consenso y la colaboración leal. Hasta los asuntos más delicados y complejos, que deberían constituir cuestiones de Estado libres de la confrontación política -como el terrorismo, la defensa o las negociaciones con el exterior- son a menudo utilizados para debilitar al contrincante nacional y menoscabar su labor. No es extraño, por tanto, que como consecuencia de esta falta de apoyo se pierda peso en las instancias continentales o internacionales donde España debiera estar representada con mayor nivel y responsabilidad.
La polaridad en que se resume la política nacional deja patente esa pobreza de ideas y de canales para la expresión pública. Aún contando con la espontánea proliferación de movimientos sociales que desahogan el inconformismo, no existen instrumentos apropiados, sin rigideces orgánicas, que generen la confianza de los ciudadanos para el debate político.
De hecho, es triste comprobar que la derecha española está sobrada de soberbia y tics autoritarios, cuando no de herencias dictatoriales, pero le falta ser homologable a sus homónimas continentales y norteamericanas, mucho más transparentes y democráticas, en las que sería inconcebible fenómenos tan bochornosos y grotescos como el caciquismo adaptado a los nuevos tiempos (Baltar, Fabra y compañía), actitudes revanchistas en la gestión gubernamental (revisión de políticas educativas, sanitarias, sociales, etc.) y, por supuesto, la tolerancia en sus estructuras de verdaderos mafiosos que se lucran como sanguijuelas de la administración pública.
Pero es que la izquierda adolece también de debilidades que la alejan de ser alternativa real de Gobierno, más por la esquizofrenia que refleja su comportamiento que por el supuesto extremismo de su programa. La socialdemocracia nunca ha dejado de actuar como una derecha moderada que prefiere abandonar sus políticas sociales a hacer peligrar la integridad del sistema capitalista del que no reniega. Y la proveniente del comunismo se fracciona en dogmatismos irredentos que sólo son abrazados por minorías enfrentadas, incluida la ahora en alza Izquierda Unida, un subsistema en sí mismo capaz de formar coalición o sostener ejecutivos conservadores (Extremadura) o progresistas (Andalucía) en función del territorio y el interés partidista de acariciar poder.
Y si así es la política a grandes rasgos, peor es la imagen de sus representantes. El convencimiento de que, en el interior de esas formaciones, la política española está trufada de políticos mediocres que han accedido a ella no por convicciones ideológicas sino por mejora de empleo, es algo extendido en los comentarios de barra de cualquier bar. Y que esas personalidades de poco brillo han contagiado a sus formaciones de la estrechez de sus planteamientos y su limitada capacidad para señalar horizontes infinitos en los que refulja la ilusión, también es un lamento compartido. No es que el carisma sea premisa para el liderazgo y la buena gobernanza, pero sin rostros que transmitan proyectos y promesas y conduzcan a los convencidos e interesados, poca utilidad adquieren unas estructuras caducas que se visualizan como cuevas opacas para el trapicheo antes que foros de participación y discusión política.
En estos tiempos tan “livianos” ya no existen degaulles ni kennedys, pero sus estaturas se agigantan frente a los aznar y zapateros que afortunadamente no han tenido que enfrentarse a los gravísimos problemas que resolvieron aquellos: hubieran sido barridos por las circunstancias y ninguneados por los auténticos actores de la realidad, como de hecho experimentaron estos últimos frente a Bush y Merkel, respectivamente, mandatarios carentes de ningún rasgo sobresaliente pero con un enorme poder, y sin guerras mundiales ni pánicos atómicos de por medio. Hoy proliferan grises funcionarios que administran entidades sufragadas con dinero público, que cooptan a sus dirigentes en función de afinidades y fidelidades personales, lo que les posibilita una permanencia “profesional” en lo que debería ser una dedicación vocacional y puntual en la política. Así es cómo los rostros de Rajoy y Rubalcaba aparecen en todas las fotografías que ilustran el periodo democrático de España, sin que puedan aportar ninguna novedad a una juventud a la que aburren y espantan. Y si, por causas desconocidas, una voz nueva se deja oír, como la de Cantó, lo que expresa es una ignorancia que ofende y humilla a quien la escucha, sobre todo a las mujeres que sufren maltrato y pagan con su vida una violencia machista asesina.
Es posible que los ciudadanos estemos incapacitados para entusiasmarnos con utopías a estas alturas de la postmodernidad, y los grandes problemas nos resulten extraños e incomprensibles. Acostumbrados a las comodidades, sólo nos atraen las últimas novedades tecnológicas de la industria del entretenimiento que apenas satisfacen necesidad básica alguna, pero garantizan nuestra pertenencia al mundo actual, tan sofisticado. Pero si nadie nos abre los ojos ni despierta nuestra conciencia, difícilmente podremos sentir interés por una política que está en manos de dinosaurios prehistóricos que se afanan en satisfacer sus propios intereses. Nuestra indolencia es cómplice de la mendacidad que caracteriza el ejercicio de la política y a unos políticos que ya no representan a los ciudadanos, sino a sí mismos y al tejemaneje que gestionan en su provecho. Pretenden hurtarnos el control de la res pública para manipularla a su antojo. Y lo están consiguiendo, provocando esa desafección de la política que registran los sondeos sociológicos. Nos instalan en un simulacro de democracia en el que votamos cada cuatro años sin ninguna convicción de cambiar nada. Sin embargo, en nuestras manos está construir el futuro. ¿Nos daremos cuenta alguna vez?

Una idea interesante

Llamazares propone “una alianza” de la izquierda con Garzón a la cabeza
 
Llama al PSOE a crear una alternativa fuerte al PP en las elecciones europeas
 
El exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón (d) ha presentado hoy en el Círculo de Bellas Artes "El libro rojo", del diputado de IU Gaspar Llamazares. EFE

Gaspar Llamazares, ex coordinador de Izquierda Unida, y líder de Izquierda Abierta, ha llamado a formar “una alianza” de la izquierda, en la que esté también el PSOE, para contrarrestar a la derecha en las elecciones europeas de 2014. El candidato idóneo que propone el diputado es Baltasar Garzón.
Una alternativa creíble frente a la derecha
En una rueda de prensa Llamazares ha explicado que la candidatura debe ser una “alternativa creíble”, “ilusionante”, “con capacidad de respuesta y exitosa” que se enfrente cara a cara con el PP en la cita electoral más próxima. Para tal fecha, “los ciudadanos del viejo continente están llamados a las urnas para elegir a sus representantes”. Y para entonces, según Llamazares, ese “frente común” debe estar ya listo.
Llamazares ha subrayado la necesidad de “una reconstrucción de los derechos y libertades ante las propuestas antisociales que se enuncian desde la Moncloa”, “la recuperación del Estado del bienestar”.
El líder de Izquierda Abierta está convencido de que Garzón “sería el candidato más sensato para este reto y el idóneo para derrotar al Partido Popular”. Llamazares propone “transformar el sentimiento anti europeísta en un sentimiento contra la derecha”, en una “alianza de la sociedad” en la que se mezclaría “la democracia representativa tradicional con mecanismos de participación en red o, incluso, la revocación del voto cuando no se cumpla lo prometido”.
Llamazares ha invitado al PSOE, IU, EQUO y a otras formaciones políticas, a unirse a este “reto”. Su máxima es: “Si estamos de acuerdo ¿por qué no estamos de acuerdo?”.
Ya en diciembre, en una rueda de prensa conjunta con Llamazares con motivo del libro de ensayos del líder de Izquierda Abierta ‘El libro rojo’, Garzón dejó abierta la posibilidad de que pudiera optar por la política, al serle formulada la pregunta. “Hoy estoy con Gaspar y a lo mejor mañana estamos juntos”, respondió Garzón, aunque añadió que para él ahora mismo “la prioridad” no es dar ese paso.
En su intervención, Baltasar Garzón, consideró que la “política se puede hacer de muchas formas y desde diferentes posiciones” y que él está “ahora trabajando en diferentes temas sociales relacionados con el ámbito político y de los derechos humanos”. “Lo importante es que los ciudadanos hagan política y no estén solamente como espectadores”, puntualizó

jueves, 7 de marzo de 2013

¿Pero a quién se está entregando la Sanidad pública?





infolibre Periodismo libre e independiente 

Los dueños del gigante de la sanidad privatizada se ocultan en las Caimán

  • El hilo societario de Capio, que gestiona en Madrid cuatro hospitales pagados con dinero público, pasa por Holanda, Luxemburgo y las Caimán
  • Capio sostiene que el equipo directivo tiene "el 40% del accionariado", pero se niega a aclarar quién es dueño del 60% restante
  • La empresa ha sido especialmente mimada por los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González
  • Capio no explica por qué una empresa dedicada a gestionar la sanidad tiene que parapetarse tras cuatro sociedades instrumentales extranjeras
El presidente de Capio (izda), Víctor Madera.  PP
El presidente de Capio (izda), Víctor Madera. PP
Situada en el ojo del huracán desde que el Gobierno de Madrid anunció en otoño su decisión de privatizar otros seis hospitales, la empresa Capio parte como favorita en el nuevo proceso de “externalización” auspiciado por el PP. Gestora ya de cuatro hospitales integrados todos ellos en la red del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), el gigante de la sanidad público-privada ha permanecido hasta ahora inmune a las protestas. Y, sobre todo, ha permanecido protegido por una enrevesada estructura societaria internacional de la que solo se conocía una parte: aquella que conduce a Luxemburgo. Pero el hilo, y así lo acreditan los documentos oficiales a los que ha tenido acceso infoLibre, llega hasta un territorio aún más opaco y considerado paraíso fiscal por España hasta 2005: las Islas Caimán.
Es allí donde tienen su sede las cinco filiales de CVC que, en última instancia, dominan Capio. Pero la verdadera incógnita sigue en pie: la de quiénes, con nombres y apellidos, están tras esas cinco empresas de papel cuya única misión es la tenencia de valores de otras compañías.
No hay explicaciones de Capio sobre el hecho insólito de que el principal operador privado de sanidad esté en manos de sociedades instrumentales con sede en un paraíso fiscal. Por indicación de los asesores de comunicación del grupo y una vez rechazada la petición de entrevista, este diario envió a Capio un cuestionario que incorporaba la siguiente pregunta: ¿qué personas físicas o jurídicas integran cada una de esas sociedades de las Islas Caimán? Ayer por la tarde, Capio remitió la siguiente respuesta: "Esta última sociedad [la luxemburguesa propiedad de las empresas domiciliadas en las Caimán] es propiedad de fondos asesorados por CVC Capital Partners y del equipo directivo de Capio. La situación accionarial fue puntualmente notificada a la Comisión Europea”.
Pese a la vaguedad de la respuesta, se infiere de ella que el médico Víctor Madera, mascarón de proa mediático del grupo y artífice del grupo ahora dominado por CVC, y los miembros de su equipo tienen acciones en el archipiélago caribeño. Dado que Capio sostiene que el equipo directivo tiene “cerca del 40%” en el accionariado del grupo, la incógnita persiste: ¿qué personas o sociedades controlan el 60% restante? No hay respuesta. Intentar desentrañar el accionariado de una empresa domiciliada en las Islas Caimán constituye una misión imposible. La historia reciente de las investigaciones sobre corrupción demuestra cómo la colonia británica da largas incluso a los jueces que solicitan información en cumplimiento de los acuerdos internacionales de cooperación judicial.
La participación accionarial de Víctor Madera y de otro directivo del grupo, Juan Carlos González Acebes, queda acreditada por los documentos de los Registros Mercantiles de España y Luxemburgo. Pero ni está claro cuál es su porcentaje real ni resulta fácil inferirlo. Los documentos de las distintas sociedades que forman parte del engranaje reseñan operaciones de canje de títulos protagonizadas por Madera y González Acebes.
Capio no ha explicado por qué un grupo empresarial dedicado a un negocio tangible como la gestión privada de la sanidad pública y en teoría ajeno a grandes beneficios económicos necesita parapetarse tras una red de sociedades en su mayoría limitadas.
 La complejidad de la trama empresarial es tal que para llegar de España a las Caimán hay que pasar antes por cuatro compañías instrumentales domiciliadas en Holanda y Luxemburgo. La red sigue complicándose hacia abajo: su cabecera en España es Capio Sanidad Holding SL, de la que cuelgan otras 12 sociedades, todas ellas participadas al 100% salvo una en la que el grupo dice poseer el 50%.
En total, el grupo opera, con fines instrumentales, en cuatro territorios -España, Holanda, Luxemburgo y la colonia británica de las Caimán- a través de nada menos que 22 sociedades. De ellas, al menos 10 poseen mero carácter instrumental. Es decir, todas salvo las que realmente tienen asociada su existencia a la gestión de centros sanitarios o residenciales concretos.
La conexión entre Capio y las Islas Caimán, una colonia célebre como santuario de capitales de oscura procedencia, era el secreto mejor guardado por la compañía, la más mimada por los Gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González y que en 2012 facturó 562,6 millones de euros.
Tan sigilosamente se ha preservado el dato relativo a las Islas Caimán que, de hecho, la versión oficial del gigante sanitario sobre sus dueños reales siempre ha apuntado a la existencia de una multiplicidad de accionistas difícil o imposible de identificar.
Pero los papeles del Registro de Comercio de Luxemburgo sugieren que en el último escalón de la enrevesada trama societaria, es decir, tras cada una de las cinco filiales del fondo británico CVC domiciliadas en la capital del archipiélago caribeño de las Caimán, Georgetown, hay personas jurídicas –empresas- o físicas perfectamente reconocibles si Capio accediera a levantar el velo de su compleja estructura empresarial de muñeca rusa.
El dato que apunta en esa dirección es el siguiente: el capital no se distribuye a partes iguales, como ocurriría si el origen del dinero fuera aleatorio y la creación de distintas filiales obedeciera a razones de mera eficacia.
Todo lo contrario, cada una de las cinco sociedades domiciliadas en las Caimán y bautizadas como CVC European Equity Partners V LP (cada una añade a su denominación una letra, de la A a la E) ostenta un número distinto de acciones en la empresa luxemburguesa que aparece en el penúltimo eslabón societario Capio: HCI Holdings Sàrl. Lo anterior sugiere que hay accionistas concretos, con nombres y apellidos, que han decidido por sí mismos cuánto quieren invertir en el pujante negocio de Capio.
De las cinco sociedades de Caimán que constituyen el único eslabón conocido del grupo, la de mayor peso es la bautizada como CVC European Equty Partners V ( C ) LP, cuyos derechos accionariales suman en HCI Holdings Sàrl el 32,74% del capital social de la compañía luxemburguesa. La de menor peso accionarial es la filial caribeña marcada con la letra D: sus titulares reales copan solo el 2,32% del capital de HCI Holdings Sàrl.
Expertos en estructuras financieras consultados por infoLibre sostienen que la creación de series complejas de sociedades encadenadas suele responder a dos objetivos: el primero y esencial, ocultar la identidad de los verdaderos inversores y beneficiarios; el segundo, construir una retícula de aportaciones cruzadas y préstamos que pueden repercutir luego en una minoración de impuestos para cada una de las piezas.
De momento, la mayor ventaja obtenida por Capio no es de signo tributario sino político: la que le proporciona el apoyo del Ejecutivo madrileño, que lleva meses aferrado a una afirmación que ni siquiera ha intentado demostrar, la de que la gestión privada de los hospitales y centros de salud entraña un menor gasto público. Pero no solo no ha aportado por iniciativa propia ningún papel que permita verificar esa afirmación sino que, en contra la promesa lanzada en diciembre por el consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty, el Ejecutivo madrileño continúa negando a los grupos de la oposición parlamentaria la información pormenorizada del presupuesto sanitario ejecutado cada año. La ausencia de datos verificables no ha impedido a Lasquetty remachar como un axioma que la gestión privada rebaja el coste desde los 600 euros a 441 euros por habitantes.
Frente al silencio gubernamental, tanto la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (Fadsp) como la Asociación de Facultativos, líder de las protestas de los últimos meses, han difundido estudios cuyas cifras indican que, lejos de producir una merma de gasto, la “externalización” lo encarece.

El martes 26 de febrero, infoLibre pidió al departamento de comunicación de Capio una entrevista con algún directivo de la compañía para conocer su versión sobre la estructura societaria internacional del grupo. Capio respondió que ya no facilita entrevistas y comunicó al diario que debía enviar sus preguntas por escrito. El jueves 28 de febrero, las preguntas llegaron a Capio, que remitió sus respuestas ayer por la tarde mediante correo electrónico. El cuestionario cursado a Capio incluía varias preguntas sobre las cinco filiales del fondo de capital CVC domiciliadas en las Islas Caimán y que desde ese paraíso fiscal dominan al gigante de la sanidad española. ¿Qué personas físicas o jurídicas (empresas) integran cada una de esas sociedades de las Islas Caimán? ¿Qué papel cumple la sociedad luxemburguesa Theatre Directorship Services Beta Sàrl, que ostenta la presidencia de Capio Sanidad Holding SL pese a que, en teoría, no figura en su accionariado? Esas dos preguntas quedaron sin respuesta. La respuesta fue tan escueta como imprecisa: ni una palabra sobre Theatre Directorship Services Beta Sàrl ni sobre las otras dos compañías gemelas presentes en el consejo de Capio Sanidad Holding SL, las llamadas Alpha y Gama (sic). Y sobre las Islas Caimán, ninguna mención expresa. Solo una perífrasis para evitar el nombre del paraíso fiscal caribeño: "Esta última sociedad [la luxemburguesa cuyos accionistas conducen a la colonia británica caribeña] es propiedad de fondos asesorados por CVC Capital Partners y del equipo directivo de Capio".